Quiero empezar a presentarme describiendo cómo me ven y me definen las personas que están a mi alrededor, en los diferentes roles que represento, con tres palabras: Fuerte, Valiente y Auténtica.
Un día, una profesora se cruzó en mi camino, alguien cuya sonrisa nunca dejaba de brillar y me hizo la siguiente pregunta: “¿Por qué te gustaría que te recordaran cuando ya no estés?”. Tras varios segundos, respondí: “Por vivir cada segundo como si fuera el último, haciendo de cada día un sueño“.
El 20 de Noviembre del 2013, mi vida dio un giro de 360 grados. Era una mujer con pareja, una preciosa hija de año y medio, un trabajo que me apasionaba, una familia espectacular y mucha gente que me quería. Se puede decir que la vida me sonreía.
Tras un dolor muscular y la visita a un gran amigo, osteópata y ciego, mi vida empezó a cambiar; aún recuerdo sus palabras: “Esther no puedo hacerte nada, lo que tienes es malo, por favor ve al médico”. Su mirada y su cara desencajada lo decían todo…
Después de un momento de pánico y frustración, me dirigí a un médico de la familia. Tras unas pruebas, me detectaron un cáncer de grado 2, que afectaba a varias partes de mi cuerpo.
En mi mente solo resonaban las palabras del médico, constantemente. Todo lo que tenía a mi alrededor se derrumbaba, llegaban las culpas, las lamentaciones (¿por qué a mí?), los miedos, ¿que pasaría con mi hija si mañana yo no estuviera? y millones de cosas más. La gente de mi entorno lloraba en los rincones, aunque delante de mi trataban de parecer fuertes.
Una mañana, desperté al lado de mi hija, vi su sonrisa mirándome y me dio un abrazo que fue el mejor que he sentido nunca. Entonces nació la frase que se convertiría en mi lema: “Cambia la forma de ver las cosas y las cosas cambiaran”. Mi pensamiento cambió, me dirigí hacia lo que me enfrentaba y entonces salieron la fuerza, la pasión y las ganas de vivir que me caracterizan. No podía perderme esa sonrisa de mi hija cada mañana… consiguiendo interiorizar en mí estas tres palabras “Abraza la vida”.
Así, después de un tratamiento muy duro, de aprender a controlar el dolor y aceptar los cambios en mi cuerpo con una sonrisa, decidí dedicarme a lo que más me apasiona, ayudar a los demás… Quiero dar las gracias a todos los que me llenáis día a día, contándome lo que os preocupa, importa, queréis o ni siquiera sabéis, observando como os cambia la vida y vais consiguiendo todo lo que os proponéis…
Por favor nunca dejéis de soñar… nunca perdáis vuestra sonrisa…
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